mardi 25 juillet 2023

CAMILO, TU VOZ (1971)

 

"Yo me he incorporado a la lucha armada. Desde las montañas colombianas pienso seguir la lucha con las armas en la mano, hasta conquistar el poder para el pueblo".

                                                                                                                                Camilo Torres Restrepo

I

Si de un momento para otro
pudiera yo nacer en cada espiga de la tierra
y romper con mis uñas
el asfalto de las espaldas;
si pudiera llorar y luchar de nuevo
frente a la estatua de la historia
y besar la cruz
en la mañana del incienso;
si pudiera subir
las escalas de la cordillera
y mirar lo exuberante de tu figura;
si pudiera decir
que el momento
apenas llega:
subiría con el fusil al hombro
hundiendo la argamasa de América,
llevaría mis ojos rojos
como la sangre de las azucenas,
cantaría de nuevo el dolor del hombre
y sobre el sudor proletario de tu piel
moriría por tu libertad América Escondida.

Aquí nacio tu voz, Camilo,
con la fuerza de la lava
en los volcanes,
con la fuerza de los rinocerontes
y los hipopótamos,
con la fuerza del sol
y de la espiga de trigo.
Camilo de sal,
los inocentes te oyeron
en las plazas
con tus oídos atentos,
otros te oyeron
con oídos y ojos moribundos.
Camilo de sal,
trajinaste la epopeya
de la tierra
con la historia en las manos,  
recorriste las montañas clausuradas
y las manos fundidas,
y las espaldas arrumadas en polvo,
y los músculos lacerados
y las miradas lánguidas de azúcar.
Recorriste tu América, Camilo
con el sudor de la frente,
con el pedestal de la espalda,
así como siempre Camilo,
Como Galán, como Ernesto, el guerrillero.


II


Y tu voz franqueó el aire contaminado
de los trenes-cárceles
donde llevaban a tus compañeros.
Recorrió como la voz de Marx,
recorrió como el grito de Tupac
de casa en casa,
de puerta en puerta,
recorrió los zancudos
y los ictiosaurios,
las langostas y los comejenes,
con el volar de la gracia.
Y te oyeron aquellos
que clausuraron
la voz de José Antonio y Ernesto
y pensaron que la espada
era fuerte y poderosa,
que la noche sería día
sobre los bosques de roble,
que la luna sería sal
sobre la sangre de tus hombres.

Y pusieron tregua a tus palabras, Camilo
y seguiste en la mina de hierro
sacando tus negros,
y en la universidad empujando
tus jóvenes
y en la fábrica Company
tomando café con los obreros.
Y te mataron Camilo
ibas con el fusil de acero
y las balas cortaron tu épica
de panela y yuca.
Te mataron Camilo
sobre el barro nefasto,
sobre los esqueletos postreros de tus hombres
y hoy todavía vives en la voz,
en la palabra, en la mirada,
en el ideal de tu hombre americano.


                                                            1971


AQUÍ ESTAMOS TUPAC (1970)

"Por su ignorancia del cristianismo, de la escritura, del dinero, del hierro, de la rueda, de la pólvora, de la monogamia, de muchas plantas y animales, los indios aparecieron como bárbaros ante los españoles. Por su destrucción de andenes, caminos, terrazas, templos, ciudades, graneros y tributos; por su rapiña, su crueldad, su lascivia y hasta su superioridad guerrera, los españoles aparecieron como bárbaros ante los indios".

                                                                                                              Jorge Basadre


                                                                                                                              
TUPAC:
Aquí sobre el suelo frontal
de tu labor cotidiana,
calcinando tu voz
sobre la hiel, de ésta, tu tierra;
aquí reviviendo tus huesos ancianos
con el soplo de los músculos,
arrancando el metal de tu mirada
con cuatro caballos alazanes;
aquí estamos Tupac
con tu figura al frente,
con tus hojas de cristal
en la mañana de la fábrica,
con tu peso flotando sobre el agua,
enterrando el puñal
que te enterraron,
escarbando la tez de tu América encendida;
aquí estamos Tupac
con los relojes corriendo
sobre el viento y la ira,
con los segundos contados en tu sangre;
nuestros carros te destrozan
a cada instante
en estas calles,
tu voz se escapa
de los parlantes de la plaza,
tu lucha está pintada en forma de mural
sobre la mugre-pared de Wall Street,
y se comercia con tu nombre
sobre las mesas potentadas.

Aquí Tupac,
nos queda tu fuerza,
aquí Tupac,
con mordazas en la boca,
te estamos hablando
en pétalos de odio;
aquí Tupac,
con cadenas oxidadas
te tenemos por bandera,
esperamos -no más- tenerte al frente,
con la horda fantasmal
enardecida,
con los palos de punta sobre América,
con las manos de sol
sobre los ojos de los verdugos,
con el cuerpo abierto de tajo
en cuatro partes,
como el tuyo,
todo con sangre,
con sangre
por el suelo Americano

                                           Manizales, octubre 12 de 1970

samedi 22 juillet 2023

QUE RENAZCAN LOS CÓNDORES (1972)

 

TAHUANTISUYU


La fuerza cósmica del viento
refloreció en la mañana de la historia.
Primero fue el estremecimiento
de las rocas en la tectónica de los mundos,
luego la fuerza del bronce configuró los rostros
deformados del nuevo mundo
y la varita de Viracocha
y el ritmo vital de Pachacamac
y la luz sulfúrica de Quilla
y el dinamismo terráqueo de Pachama
hizo surgir del caos
la nueva lava de los volcanes.
Desde el Ande gigante
que recorre presuroso el cuerpo de América,
desde la verdura del nuevo mensaje,
desde los ríos que irrumpen en la tierra
con la fuerza avasalladora de los metales,
desde el lago que recoge
la esencia de los manatiales,
desde el mensaje vertebral de la sangre Americana,
surgiste Tahuantisuyu
el de las cuatro partes del mundo:
al norte Chichanysuyu,
al sur el Collasuyu,
al este el Antisuyu,
al oeste el Contisuyu;
con los cóndores y las águilas
que aman estar en las alturas,
con la llama ardiente
que cicatrizó la faz de la corteza,
con los líquenes y los hongos
que engalanan el valle,
con los raudales que anuncian
el poderío y el transformar de la tierra,
con las alturas que un día desafiaron el cielo,
allí, en el Abancay y en el Huancayo,
donde el río Apurímac
inserta la plegaria de los mares,
surgiste Tahuantisuyu
y con tu centro de oro puro
plantaste la primera esperanza cósmica
de la Nueva Tierra.


CUZCO

El dios sol irrumpió desde los aires
con su bastón de nácar
y sus espuelas de cobre,
cada uno de sus pasos
hizo nacer la luz en las estrellas,
su bastón repicó el campanear de la llamada:
Hombres nuevos con la tez dorada,
mujeres de senos gigantescos y sensuales,
fuerza genética que propaga el silencio,
irrumpir de figuras y caleidoscopios,
todos al unísono sobre la verdura del llano
y la escabrosidad del Ande,
monstruos que amasan el éter de los airess
y se sobrepongan a las fuerza de las rocas
y el resurgir de vegetales...
Del lago Titicaca,
donde los peces guardan la vigilia del oxígeno,
donde las piedras rezan la oración de los siglos,
donde los corales sintonizan el llamado
del dios-sol,
del lago desafiante en las alturas
nacerán Manco Capac y su mujer Mama Oclla,
sus ojos estarán humedecidos
y sus manos refulgentes
llevarán una varita de oro puro,
palparán los vericuetos del mundo,
romperán con el oro las arenas de las playas.
las tierras volcánicas y estériles,
los desiertos ardientes y enigmáticos,
hundirán la varita en la colina de Huancarif
y crearán a Cuzco-ombligo del mundo-
en aquella tierra donde nunca llueve
ni caen rayos y centellas.

CUZCO:
llevarás en tu vientre el ardor de la montaña,
harás crecer a los incas,
a tí llegarán las calzadas y las llamas
en el paralelo cantar de manantiales.

CUZCO:
crecerás en vértebras de mundo,
arrugarás tu figura sobre el suelo,
la tierra no será tu barrera
ni los sismos destruirán su unidad irreductible.

CUZCO:
a tu alrededor se abrirá la tierra
con horquetas de ébano,
los cuervos sincronizarán
el guano prodigioso
y los círculos de ara implorarán a dios
en las sequías.

CUZCO:
enigmática diosa de los aires,
explotarás en los mares distribuyendo el maíz;
todos, desde el Anscamayo hasta el Maule,
firmarán el pliego de la historia
repalpando tu presencia.

CUZCO:
vivirás allí por siempre,
como testigo inerme y desafiante.
Ni los vientos tránsfugas
que osan desafiar las moles increíbles,
ni los fugaces arroyos de la lluvia
intentarán arrancarte de la historia.




ELEGÍA DEL NUEVO MUNDO

Los cristales que yacen en la corteza
comunicando su sol,
acompañaron los granos de maíz
en la simbiosis mágica,
en una metamorfosis rastrera
que no percibían ni las aves
en su vuelo interminable.

Allí donde la tierra ama recibir la lluvia
con su dolor de magia,
allí donde la tierra convive
con las raíces de otros árboles,
allí donde la tierra tiene dibujada
las cicatrices que unos monstruos
dejaron en su peregrinación de trigo:
allí comenzó a germinar el grano amarillo de maíz,
y el guano que lejos de la playa dejan las gaviotas
quiso cantar una canción de fortaleza
y minuto a minuto, centímetro a centímetro,
surgieron de lo hondo de las plantas
y cubrieron las tierras de verdura.
En quichua no hay palabras
para costruir la elegía del cultivo,
ni los hombres de tez-bronce
ni las mujeres que en sus senos
cargan la leche del génesis
tuvieron el valor de recordar las primeras palabras.

Y los raudales que bajan de las alturas
con la fuerza de la nieve tórrida,
y los manantiales que recogen el humus poderoso
y los riachuelos de agua dulce
que dibujan los límites y pintan
el color de los productos
y los lagos de la altura
que son la plegaria de las aguas
atestiguaron el crecer de los hombres colectivos:

"Lo que era mío era de América
y lo que era de América era mío".
Les interesaba solamente hundir la uñas
en la dura color del humus
y en la roquiza dureza de la roca,
les interesaba dar un soplo de vida a lo inerme,
recobrar para el hombre los secretos
que antes eran el pan de los dioses,
anochecer al pie de la chacra
viendo crecer la papa redonda,
palpando la yuca blanda,
viendo comer el pasto
a la humilde llama, a la vicuña
y a la alpaca,
haciendo la oración al dios nativo,
al AYLLU poderoso e incoercible
que se dibuja en las espaldas lozanas
y transporta el maíz
desde el Ande hasta el valle
en las manos sin cadenas
que escriben la historia del cultivo
y en el quichua que recorre libremente
los aires submarinos de la especie Americana.


EL AMAUTA

El Amauta con su gorra de sabio sibilino
transmitirá de especie a especie
el mensaje del AYLLU,
recobrará para la historia
las hazañas del Inca aventurero
que construyó más templos
y administró el pan de las tribus
con la equidad de las abejas,
y hundirá en el olvido al tirano
que saboteó el arado
y empantanó las plantas del pie indígena
para gozar de la abundancia.
El Amauta con su vestir tranquilo
sabrá decir que "lo que es mío es de América,
y lo que es de América es mío",
transtornará con su paso suave
la escabrosidad del Ande
y llevará el mensaje
al más apartado vericueto,
sobrevolará con su germen de palabra
los aires que cubren la mañana,
iniciará el peregrinaje de las alas
al nuevo mundo de las minas,
entregará el pan del origen al obrero primario
que engalana la sima profunda
y presagiará con su mirada
la nueva epopeya de los tiempos.



LA NIEBLA CUBRE EL TITICACA

Tahuantisuyu:
de tus poros saldrá el oro codiciado
para llenar las arcas,
de tu vientre sacarán sangre de historia.
Tahuantisuyu:
los monstruos traerán las cadenas
para enmohecer las manos,
y una mordaza para ahogar en estertores extraños
el quichua pasajero,
y un cetro extraño te impondrá el nuevo dios.
Tahuantisuyu:
Aquí llega tu hora definitiva.
Desde el establecimiento que las rocas han hecho
en cada momento de América,
desde allí donde el indio
derrota la división de las manos,
desde el último grito del Ande
se observa la aparición del asesino,
que trae un cargamento de látigos
y una obsesión de joyas.

Sin embargo el rugir de los cañones
y el burbujear de la sangre
desafían las moles de los dioses
donde cada indio ha puesto su grano de arena
y su poco de fuerza.
No en vano crece la fortaleza
en la esquina de las premoniciones,
no en vano las carreteras de piedra
cubren las alturas del AYLLU,
no en vano las alpacas tamizan el calor
en los maizales vespertinos,
no en vano cada mujer esgrime al fuerza de la raza.

Crecerán las hierbas
en el cuarto
que hubo de llenarse
para satisfacer a Pizarro,
crecerán en Cajamarca
donde la sangre del último Inca
pintó con trazos célebres
la silueta de Atahualpa,
crecerán en el arado,
crecerán entre el esqueleto del Amauta,
crecerán en AYLLU y en los puentes
y una inmensa nube de polvo
rubricará el último parte
de los estafetas.


CAJAMARCA

Por el Huaca Chaca
- puente sobre el Apurímac -
han pasado.
Quedan atrás los años
de magnificencia.

Las hierbas cubrirán
los despojos de Cuzco
y Machu-Pichu
y solo las "guacas"
entregarán la evidencia
de los siglos.
 
 
** Que renazcan los cóndores (1972), es después de La epopeya del barro y Que las águilas preñen los nopales (1972) , la tercera parte del libro América Escondida. Este poema americanista, indigenista, combativo y revolucionario sobre los antiguos peruanos fue escrito a los 18 años, en 1972, mientras cursaba el primer año de Sociología en la Universidad Nacional de Colombia. Durante esos meses de trabajo frenético leía todo tipo de libros sobre las civilizaciones prehispánicas. El libro completo y unitario incluye otros largos poemas o cantatas: La epopeya del barro (1971), Que las águilas preñen los nopales (1972), Que renazcan los cóndores (1972), Aquí estamos Tupac (1970), Camilo, tu voz (1971), Campesina (1971), Hay una palabra (1972), Elegía del viejo poeta y La parábola de las águilas (1970). El mecanuscrito del libro lo cargué toda la vida de viaje en viaje, pero nunca pensé publicarlo. Cuando me fui de París hacia California, dejé extraviada la única copia en casa de mis amigos Maria Elvira y Alfonso Molano, pero uno o dos años después Alfonso me lo llevó a México y me lo entregó en Tepoztlán. Al regresar a vivir a París 17 años después, pensé que lo había extraviado otra vez, pero lo encontré por fortuna en un maletín de archivos. Tal vez sentía desdén y experimentaba "rubor" como diría Borges con esos poemas comprometidos, revolucionarios, épicos, de mi adolescencia. Pero el tiempo es circular y ahora en América Latina esos temas han vuelto a cobrar legitimidad cuando se reivindica con fuerza a los pueblos originarios que son los protagonistas de este libro. El autor adolescente buscaba escribir una epopeya cósmica sobre el hombre americano. Ver en este blog, mi probable prefacio a este volumen: América Escondida, medio siglo después.


 
 
 




mardi 18 juillet 2023

QUE LAS ÁGUILAS PREÑEN LOS NOPALES (1972)

TEOTIHUACÁN

Todas las mañanas se recrudece el frío de las aves,
los sismos recuerdan el parir de los metales
y las grietas que en la tierra aparecen
testimonian la transmutación de los hombres.

Árboles gigantes presagian la lluvia de los dioses,
obsidianas brillantes anuncian el hontanar de las razas;
insectos que cubren la espesura del aire,
innumerables pájaros que trinan en los aleros del tiempo,
serpientes que recorren el suelo
en la danza de las noches,
rozagantes metales que reflejan el calor del dios-sol,
jeroglíficos que subastan la palabra primigenia,
reconfortantes elíxires que desafían las fuerzas
del viento y las aguas,
todos al unísono conforman Anáhuac,
la meseta del lago,
Anáhuac que en náhualt quiere decir eternidad,
Anáhuac que en palabras comunes revive el rito de la historia.

Aquí crece Teotihuacán, la majestuosa,
las calles atestiguan el avance incoercible,
las figuras que emergen como loas simples de alabastro
en cada esquina del templo,
cuentan la riqueza de las manos,
la diorita y el pórfido refulgen todas las mañanas
para saludar al padre que nace en el oriente.
Aquí está Teotihuacán:
al norte la pirámide de la luna
mide la sombra del planeta
para mejorar con su voz
el cultivo del cacao,
al frente la plaza donde los hombres convergen
con sus innumerables recados de oro,
Al occidente el templo 
que gigante oculta el disco solar
regala su altura y sus escalinatas
a los ojos del nahua hechicero,
que ante la amenaza del águila esotérica
dibujará con su danza el calendario de los hechos;
Teotihuacán altanero:
el jaguar que convive con los nopales
teorizará las estrellas
que encajan en la punta del templo
y los hombres que hoy no cargan piedras
para adorar a Tláloc,
sino que entregan
toda su fuerza a la máquina
escribirán de boca de los poetas
tu epopeya de metales y líquidos,
tu épica de maíz y viento.

                                                               

TULA

Sobre las ruinas de Teotihuacán
ha surgido un nuevo templo de plegaria,
es tan grande como el primero
y su nombre tiene la raíz de los verbos: Tula.

Mixcóatl unió las las lenguas y la fuerza de los hombres
y los hizo uno solo,
canalizó las aguas de la guerra
y con ellas ungió la argamasa de América
para que con las manos libertarias
se elevaran los templos.
Arriba, en el del Quetzalcóatl
con hileras de metopas esculpidas en instantes,
solo el águila irredenta de los aires,
el jaguar de las garras feroces,
el urubú sincero,
el coyote sanguinario.

Un nuevo desafío es Xochicalco
que nace en la colina sin quebrar su figura,
las fechas renacen en el relieve de los años
y un calendario ordena:
Que pasen los años impasibles
que en los nuevos tiempos renacerá el llamado,
que requiebren el tiempo sin miedo
que tarde pintarán la hazaña en los muros de acero.
No importa que las migajas de barro
capitulen y mueran en la corteza fiera,
que los poetas reconstruirán la era y la época,
reencontrarán la hora, el minuto, el segundo
y lo dirán como juglares desde el Bravo a Chile,
en Yucatán, en Panamá y en Cuba,
en el imperio chibcha,
en Machu Pichu, en Cajamarca, en Cuzco,
en el Titicaca, cerca del Aconcagua,
en Tierra de Fuego, en Patagonia.
De América a América,
de mestizo a mestizo.




ITZCÓALT ES LA UNIÓN DE LOS PUEBLOS

Itzcóatl ha nacido de los dioses,
su boca tiene la figura de las fauces divinas
y su mano carga la soberanía de los creadores.
Te vimos Itzcóatlt plantando el árbol azteca
con el cariño genético,
supimos que tu espada subyugó a los rebeldes
y que tu voz convenció a los ignorantes.
Tenochtitlán, Texcoco y Tlócpan han unido sus fuerzas
para darlas al lago,
ya las palabras no revertirán en las dagas,
ni las voces centrifugarán la mirada de los hombres.
Ha nacido el imperio de los aztecas,
ha nacido sobre piedras unidas,
sobre maíz dolido.
Rumba el viento ferozmente todas las mañanas
sobre el lago Texcoco,
los dioses con sus coronas de vegetales
redactan los códigos y las leyes del bien
y cada cien años inmolan la naturaleza del pan.
Texcoco es el vino que enerva el pensamiento,
Texcoco es la espada que sangra en la guerra,
Texcoco es el verbo de los árboles viejos,
Texcoco es el escudo de los gladiadores,
Texcoco es la bota del agricultor,
Texcoco es la escalinata de los sacrificios,
Texcoco es el bien y es el mal,
Texcoco es la base de la creación.

Sobre los pedazos de la tierra
que emergen de sus ignotas honduras
y en el lecho que el hombre roba a las aguas
va creciendo Tenochtitlán,
los muros desafían los precipicios marítimos
y el barro reseca su estatura
sin necsidad del sol.
Las calles son de agua,
las barcas matriculan su esencia al transitar urbano,
los hombres comprometen su fuerza de errantes
al cauce sereno
y no dudan un solo momento en la simbiosis del lodo.



VIENEN POR VERACRUZ

Hace años que no te vemos Quetzalcóatl
por estas tierras,
supimos que partiste con la ira sagrada
de los dioses
y tu bastón brilló como tu barba en el oeste;
nos dejaste un recado ignoto,
vendrías después por el oriente
para traer la nueva justicia
y hacer ciudades dignas de ti.
Los guerreros han olvidado tus papiros de ley,
han roto tu indisoluble verbo,
más bien han creado la guerra y las discordias
en la meseta de Anáhuac,
han cubiertro de sangre las hierbas que creaste
con singular esmero, los árboles no enfrutecen sus ramas
ni la savia recorre su metálica senda.
En Texcoco están los edificios y los hombres
que te adoran,
pero no está tu verbo unificador,
y en cada uno de los corazones aztecas
está la incertidumbre de los huracanes,
el vaho de los relámpagos y rayos,
el delirar de la conquista.
Sin embargo al intruso esperan
con ingenuidad de siervos,
te creen venir blanco como dios,
en barcas gigantes
y con armas de enigma y poder ilímite.

Por Veracruz vienes, Cortés,
tu barba altiva de galán codicioso,
un timón sanguinario que derrota las olas,
una vela europea con banderas extrañas
y un cañón de metal marinero.
Por Veacruz, vienes, Cortés,
te arrastran leyendas de oro,
aquellos grandiosos edificios que describen los versos,
el poderío errante y escondido de otros pueblos,
el bosque que esconde collares y vasos.
Por Veracruz vienes, Cortés,
con una horda de vándalos y polizones,
unas proas que vierten sangre artificial de delirio,
una popa humeante y guerrera de sueño.
Si el mar supiera a qué vienes, Cortés,
las gaviotas volarán otras aguas tranquilas,
los troncos no flotarían en las olas cercanas
y ni una sola voz de presagio
saldría de su estro colosal y certero.
Pero ya es tarde,
las olas no burbujearán ni hundirán tus ensueños,
ya has pasado el momento del Apocalipsis,
ya no surgirá la furia del viento,
ni los huracanes levantarán en maremotos
la superficie que pisas;
ya es tarde, Cortés,
para la furia Americana.
Ni las aguas,
ni la tierra, ni los vegetales,
ni los insectos,
ni los peces,
ni el viento,
ni los ríos,
nada, absolutamente nada,
querrán tenerte entre ellos.
No habrá tiempo para que se rebelen las malezas
ni fieras para que los tiempos irrumpan
y corten la historia.

Se abrieron las puertas del imperio,
el águila que otrora dominara al ofidio,
el nopal que un día rezó para romper la tierra,
los penachos de las guacamayas
han sentido en el alma el ultraje sereno.
Se han abierto las puertas
al Quetzalcóatl de impostura.
El oro espera al extraño,
las arcas no tendrán paz
ni consuelo de tiempo...
Las escalinatas de barro que adornan los templos
no albergarán consuelo.
Las cúpulas que se yerguen como menhires y cerros
no ondearán banderas de imperio.
Solo una voz de terror cubrirá la meseta,
los hombres esconderán sus hembras
y las hembras sus vástagos.
El enigma que responde la historia
aclarará el camino de los hechos:
De la cumbre caerás hermano Azteca
con tus chales y botas,
los músculos que araron la tierra
e hicieron la milpa
responderán con deje a la orden del blanco.
Las manos que tejieron y tiñeron la tela
unirán con irregular cordura los hilos.
Una sombra total pintará los paisajes de enero.

Cortés ya está con los de Tlaxcala
en la puerta Tenocha,
su cara deslumbra de sorpresa,
allá están los alazanes primeros,
las espadas brillan en el extremo.
Cortés ya está con los de Tlaxcala
frente al azteca ex-guerrero.
Es un dios falso,
un hombre cualquiera,
sin embargo su espuela de crimen
recorre los puentes
y sus amigos corsarios
beben el beso de la hermosa indígena.


 
MOCTEZUMA HA MUERTO

Antes la sangre corría para adorar a los dioses,
hoy la sangre del Azteca recorre la plaza,
su cuerpo duerme sin alma
con dos cadenas aferradas a los pies.
Que se levanten los templos más grandes,
que resurjan los guerreros
con sus ajuares de hierro,
que el último Azteca yace ya en el suelo.
Que el diluvio inunde los valles
y traslade los montes,
que el último Azteca
ya no tiene palabra y yace ya en el suelo.


CUAUHTÉMOC

Hoy los aventureros que recorren los mares
en busca de ballenas,
o domeñan búfalos que nacen al norte,
o arrasan con los bosques para hacer carreteras,
o incurren en el espacio sombrío del cosmos,
o tienden un lazo de amistad a los pueblos
deberían llevarte a ti Cuahtémoc en el alma.

Quizá no recuerden que hiciste trincheras de hambre
para defender tu imperio,
ni sepan tal vez que tu arma blandió la firmeza
que el guerrillero hoy lleva en su lucha de nervio.


Pero tendrán que recordarte Cuauhtémoc:
en vano pasará tu epopeya, en vano arriesgaste tu carne
al arma que el blanco llevaba en su seno,
en vano recorriste esos montes amigos
para cantar la última lucha.
Fuiste el único Azteca que desafió
al nuevo imperio,
el último en rechazar los nuevos dioses,
y las banderas mercenarias de los neo-guerreros.

Si tu figura adornara cuartuchos,
si tu faz desafiante se dibujara en cada overol,
si tu palabra irrumpiera en las plazas de pueblo,
si cada hombre recordara aunque fuera un momento
la memoria del genio: 
No llovería sobre la Sierra Madre
el verbo esxtranjero,
ni el yaqui llevaría palabras de veneno,
ni en Chihuahua los niños fruncirían el ceño,
ni en Tampico aparcarían torpederos,
ni en San Luis Potosí las metrallas hirieran,
ni Veracruz ni Puebla fueran hoy
The Veracruz and Puebla,
ni Orizaba ni Popocatépetl
fueran montañas de plusvalía inmensas,
ni en México (antes Tenochtitlán),
la sangre del estudiante
rubricaría el decreto,
ni Tehuantepec, el itsmo,
sería ahorcado
por el cruel dinero.

                                                        Bogotá, junio de 1972
 


** Que las águilas preñen los nopales (1972) es después de La epopeya del barro, la segunda parte del libro América Escondida. Este poema americanista, indigenista, combativo y revolucionario fue escrito a los 18 años, en junio de 1972, mientras cursaba el primer año de Sociología en la Universidad Nacional de Colombia. El libro completo y unitario incluye otros largos poemas o cantatas: La epopeya del barro (1971), Que las águilas preñen los nopales (1972), Que renazcan los cóndores (1972), Aquí estamos Tupac (1970), Camilo, tu voz (1971), Campesina (1971), Hay una palabra (1972), Elegía del viejo poeta y La parábola de las águilas (1970). El mecanuscrito del libro lo cargué toda la vida de viaje en viaje, pero nunca pensé publicarlo. Cuando me fui de París hacia California, dejé extraviada la única copia en casa de mis amigos Maria Elvira y Alfonso Molano, pero uno o dos años después Alfonso me lo llevó a México y me lo entregó en Tepoztlán. Al regresar a vivir a París 17 años después, pensé que lo había extraviado otra vez, pero lo encontré por fortuna en un maletín de archivos. Tal vez sentía cierto desdén y experimentaba cierto "rubor" como diría Borges con esos poemas comprometidos, revolucionarios, épicos, de mi adolescencia. Pero el tiempo es circular y ahora en América Latina esos temas han vuelto a cobrar legitimidad cuando se reivindica con fuerza a los pueblos originarios que son los protagonistas de este libro. Ver en este blog, mi probable prefacio a este volumen: América Escondida, medio siglo después.


 
 
 

dimanche 16 juillet 2023

HAY UNA PALABRA... (1972)*

Por Eduardo García Aguilar

En cada coordenada que se abre de tajo
a la luz de los soles, en cada Nación que dibuja su identidad
en dos o tres palabras mágicas, 
en cada oración que los hombres pronuncian
frente a las viejas montañas;
sobre el incomprensible destino
que las aves buscan en su vuelo,
sobre las enigmáticas murallas
que las civilizaciones construyen:
hay una palabra.
Una palabra que crece en los cementerios
y se oye en las esquinas de los viejos continentes.
Ha sido amasada con dolor de letanía
por los nuevos bucaneros de Samarkanda
y por los pasos de Atila.
Nació sobre cabelleras de inmarcesibles trogloditas
y sobre los temperamentales búfalos
que pastan en las lejanías del West-Continent.
La carga de su peso han llevado
los hombres que amasan plusvalía
y piden la restauración del verbo.
El dolor de sus espuelas
ha sido conocida desde el estrecho-Behring
hasta Gibraltar y Magallanes,
en cada mano del negro-África
y del mulato-América.
Los animales que yacen impasibles
en los inmensos valles o en las tupidas maniguas
la han oído con horror de lágrimas
y sangre de látigos.
En cada templo donde todavía se escucha
el sonido platinoso de las seniles campanas
y donde crece la maleza desafiando el tiempo
se encuentra grabada
en letras de PAZ Y CARIDAD .

Sobre el corazón de los hombres que hoy mueren
ante el ensordecedor silencio de las grandes ciudades
y fabrican la mueca de las catedrales,
ha pasado con pies de oruga martillada
y con manos de cañón y bala.
El solo vibrar de sus seis letras
ha roto los tímpanos y las retinas
del último humano.
Crece con orgullo en la cima de los mil volcanes,
en la parte final de las montañas,
se alza desafiante al pie de los ríos
y los innumerables mares.
Se estableció en cada vericueto de la historia,
los cambios y las revoluciones la exigieron
con justicia y con impasible hondura.
Hoy está en los titulares de la prensa,
se habla en todos los idiomas
que las razas han necesitado en su correr de siglos,
se dice Corea, Vietnám, Santo Domingo
y la sufren con hambre tres-mil-millones-de-hombres.
Sirve de disfraz en los más insólitos festines
y en la danza de la cruel rapiña imperial,
se dibuja en las manos mutiladas,
en la fábrica que expele humo,
en las guitarras desfiguradas,
en los violines que emiten sonidos,
en la sinfónica colorida de las selvas,
en los esqueletos que yacen sonrientes,
en los nuevos desiertos y en los nuevos valles.
Es una palara que hoy todos escuchan
que todos llevarán grabada en la memoria del capital,
en la historia que conforma el universo personal,
en la hoja con la cual cubren la pena.

¡Hay una palabra
que crece en los cementerios
y se abre en las esquinas de los continentes...!

                                                   Bogotá, septiembre de 1972
 
* Poema que figura en el libro América Escondida (1970-1972). El poema fue escrito en septiembre de 1972 al cumplir 19 años en Bogotá, cuando estudiaba Sociología en la Universidad Nacional, un año y medio antes de viajar a París. El libro completo y unitario incluye otros largos poemas o cantatas: La epopeya del barro (1971), Que las águilas preñen los nopales (1972), Que renazcan los cóndores (1972), Aquí estamos Tupac (1970), Camilo, tu voz (1971), Campesina (1971), Elegía del viejo poeta y La parábola de las águilas (1970). El mecanuscrito del libro lo cargué toda la vida de viaje en viaje, pero nunca pensé publicarlo. Cuando me fui de París hacia California, dejé extraviada la única copia en casa de mis amigos Maria Elvira y Alfonso Molano, pero uno o dos años después Alfonso me lo llevó a México y me lo entregó en Tepoztlán. Al regresar a vivir a París 17 años después, pensé que lo había extraviado otra vez, pero lo encontré por fortuna en un maletín de archivos. Tal vez sentía cierto desdén y experimentaba cierto "rubor" como diría Borges con esos poemas comprometidos, revolucionarios, épicos, de mi adolescencia. Pero el tiempo es circular y ahora en América Latina esos temas han vuelto a cobrar legitimidad cuando se reivindica con fuerza a los pueblos originarios que son los protagonistas de este libro. Ver en este blog, mi probable prefacio a este volumen: América Escondida, medio siglo después.

LA EPOPEYA DEL BARRO (1971)*


"... Verán los tardos años del mundo ciertos tiempos en los cuales el mar océano aflojará los atamientos de las cosas y un nuevo marinero, como aquel que fue guía de Jasón, que hobo nombre Tiphis, descobrirá Nuevo Mundo; ya  entonces no sera la Isla Tulle la postrera de las islas."

                                                                                                    Séneca, en Medea, Acto II. Cita y traducción de Cristóbal Colón en el Libro de las Profecías.





I

De basalto y sal
emergieron tus crestas,
América escondida;
era como el suspiro de Zué
sobre la tierra.
De la noche nació el día de América,
y de la corteza surgieron
como hipocampos de cristal
las caras de las águilas
y los zancudos;
el sol juvenil ondeó sus rayos
sobre los volcanes y los diplodocos
de esta América escondida.
El fuego no dio tregua
a la creación del mar y de la tierra...
Todo era América,
verde como las esmeraldas,
roja como las guacamayas amazónicas,
blanca como las barbas de Bochica.
Te movías como lava calcinante,
nadabas en oro y en pantano...
Eras América Escondida
con calendario propio,
y en tus vértebras de plomo,
como el cantar de los sismos
todo era de todos y para todos.

Desde Tenochtitlán y Texcoco
hasta Yucatán, Tikal y Chichén-Itzá,
Huiracocha roció con sangre y plata
tus relieves de parafina y bronce,
Chiminigagua le dio forma a las figuras
con el barro y el sol acrecentados;
Bachué y Bochica
con sus barbas de platino
hicieron nacer al hombre americano,
tan grande como el Aconcagua,
con músculos de balso,
mirada de serpiente
sudor de hielo...
rompiendo la tierra
con las uñas y la boca

Hombre de América escondida
hierro fundido en la creación,
hierro compacto
en el levante de las tierras,
roble gigante,
estremecer de lagos y figuras
jeroglífico mágico, 
cosmovisión, poder
y maratón de fuerzas.
Hombre de América, aquí comienza tu elegía,
desde el páramo y sus frailejones,
desde el valle donde culminan
las vertientes de tu éxtasis,
con la vista hacia el fondo;
inspiran Chichén-Itzá y Tlaxcala,
el dios del Tequendama,
los brazaletes de los hermanos quimbayas,
la luz y las tinieblas.


II

Nacieron con los ojos
pegados a la tierra,
y en sus párpados
se reflejó el sol sobre la luna;
su mirada era de cal
y con las flores
y con los monstruos apocalípticos
y con la sangre y el fuego
rompieron en surcos esta tierra.
Las manos eran de trigo,
doradas por el sol,
abriendo paso a paso,
instante a instante
lo profundo de la tierra.

No sabían de propiedad
porque todo era de todos
y para todos,
desde la cabra balante de la estepa,
los árboles ancianos de la espiga,
hasta la chacra de vidrio y de campanas.
Oraban a Bachué,
a Bacatá irguieron grandes templos
y en las mañanas
la sangre se vertía en el rito
que conmovió los aires
con la fuerza del río Magdalena;
eran las hachas de sílex
las que abrían en dos
el pecho de los hombres
y eran las manos sangrantes
las que con letras de paz,
se alzaban a lo alto,
en nombre del indio americano.

Tenían los músculos de plata
y la circulación de cobre
irrigaba minuto a minuto
la vida de sus partes...
No sentían dolor
por el trepidar de sus tierras,
ni por los huracanes,
porque eran felices
con su volcán de siglos,
con su río colosal,
con la descarga del cielo,
porque el terror lo compartían
y porque todo era de todos
y para todos.
Eran hombres de incienso,
eran el rito,
diamantes puros,
negros jetones,
mulatos de sol,
zambos de piel canela,
eran indios americanos de surco,
sol y de maíz.


III

Las águilas nacieron una mañana,
sus garras habían sobrepasado el mar
impunemente,
traían en sus ojos la codicia
y en sus músculos
los látigos de hiel y de vinagre.
Las proas riñeron con las olas
en una lucha fuerte y fatigosa
y los pájaros
no quisieron nadar en los espacios.
Las velas desafiaron el viento americano:
ni un solo pedazo de árbol viejo
quiso evidenciar la existencia
de su mundo,
ni una sola hoja
quiso fugarse con las olas
para denunciar su dinámica
de siglos y de transformaciones.
Todos clausuraron al unísono
su polifónica palabra
y en coro despreciaron
el intruso vestido de cristiano.

La tierra se estremeció
cuando sus pies impuros
hollaron la tierra de la playa
con una bandera mercenaria,
con un rey mercenario,
con un dios mercenario.

Y todos los mestizos
de las razas
comenzaron a labrar para otros
lo que antes era de todos y para todos,
sus uñas cavaron al pie de los ríos,
los látigos ungieron de sangre las espaldas,
las cadenas oxidaron sus nucas y sus pies
y la esclavitud les privó de la dicha,
les puso ojos de angustia,
bocas selladas, sarcófagos de sed,
túnicas de viento,
voz de polen y de estambres...
Eran americanos con odio
porque la encomienda les quitaba
el bocado de la boca,
porque la alcabala empalidecía
las caras de los niños,
porque eran látigos los que cargaban
y lágrimas con lo que hacían
la argamasa de los templos.


IV

La voz de Tupac
traspasó las montañas,
la manigua irredenta,
los picachos impolutos,
era una voz de lucha
que hizo florecer
en el valle,
en el Ande,
en la costa,
la nueva voz americana.
 
Charalá floreció por la mañana,
sus pétalos eran hombres con fuerza,
eran polen de historia,
tenían odio en sus venas,
tenían dolor acumulado.
Comprendieron que todo era de todos
y para todos,
que las águilas
con mitras
y báculos de sangre
y las hienas
con coronas reales,
no debían romper las trochas vírgenes;
comprendieron que las bulas y las alcabalas
no valían la fatiga y el sudor
y por eso procrearon
con palos y hachas;
con gritos y paquetes de panela
el espíritu de la rebelión;
eran mulatos jetones
con Galán a la cabeza
con sus ojos, con su fuerza
que no pudo evitar
el disfraz de las águilas,
sus máscaras fatídicas,
su voz de doble filo,
su sagaz condoreo,
la inquisición y la derrota...

La palabra pura
de la gleba que se alza,
el verbo vigoroso
de los hombres que crecen
y mueren al pie de la mita
y el impuesto
estuvo en manos vanas.
Ni Berbeo ni Plata
desde sus tronos de bufos
y sabandijas trágicas
comprenderán la historia.
El pueblo se levanta
y camina tranquilo,
las barreras son metas
y las metas partidas,
quien habla dice ¡adelante!
¡ni un paso atrás!

Han sido traicionados,
con pluma de pavo de color infinito,
con licor de trabajo,
han firmado las actas
y han orado sin pena.
Después,
una canción de grito
han cantado los pájaros
en Santa Fé y Charalá,
donde la memoria toca
todas las puertas
con el verbo del hambre,
en un pedazo de San Gil
donde los mulatos recuerdan
el sacrificio de su héroe,
en Popayán y en Tunja
donde el rumor rebelde
inunda el atrio de la iglesia.

Es una canción
que se esparce con el odio encendido,
con las manos que aguardan
los tiempos soberanos,
es una voz que trepida sin metro
ni termómetro,
es un grito que hoy captan
los tímpanos,
que hoy firman los ojos
del pueblo engañado.


V

Y hoy América,
convulsión de convulsiones,
sangre derramada día a día,
cementerios artificiales en escala,
fusiles y tanques a la entrada.
Explotación, explotación y vandalaje.
Y hoy América,
tu cara dolorida,
tus manos desnutridas por el hambre
de los mendigos rectos,
tus pies hechos jirones
por las banderas falsas,
por un pueblo dividido
en colores primarios.
Por la mañana Wall Street viste de gala,
el humo de las fábricas
se riega por los aires;
los látigos no alcanzan el dolor
de las espaldas,
ni las cadenas cercenan el luto del sol
de cada hombre.
Wall Street:
porquería de gusanos,
noche fatal,
mundo lejano;
Wall Street:
vistes de gala
en el sepelio del hombre americano,
pero tus mesas trepidan
con el sudor de los músculos heridos.
Wall Street:
no hay palabras para decir
que tus ojos van cayendo,
que tus manos poderosas
no tendrán la fuerza para levantar
tu Empire,
ni tu Petroleum Oil Company,
ni tus bonos bancarios soberanos,
ni tu dolar fatídico,
ni tus Trusts destruidos,
ni tu América S. A. Corporation Limitada,
ni tu monopolio general ya destruido,
destruido,
por el hombre americano.

                                                            (1971)



 * La epopeya del barro es la primera parte del libro América Escondida. Poema en cinco partes escrito a  los 17 años, en medio de la agitación estudiantil de ese año en Colombia. Obtuvo el I premio departamental intercolegiado de poesía en 1971 en Manizales, cuyo trofeo aun conservo. Este poema americanista, combativo y revolucionario fue montado por el director teatral Mario Nova en Bogotá con un grupo teatral de la Alianza Francesa y tuvo representaciones en varias ciudades. El libro completo y unitario incluye otros largos poemas o cantatas: Que las águilas preñen los nopales (1972), Que renazcan los cóndores (1972), Aquí estamos Tupac (1970), Camilo, tu voz (1971), Campesina (1971), Hay una palabra (1972), Elegía del viejo poeta y La parábola de las águilas (1970). El mecanuscrito del libro lo cargué toda la vida de viaje en viaje, pero nunca pensé publicarlo. Cuando me fui de París hacia California, dejé extraviada la única copia en casa de mis amigos Maria Elvira y Alfonso Molano, pero uno o dos años después Alfonso me lo llevó a México y me lo entregó en Tepoztlán. Al regresar a vivir a París 17 años después, pensé que lo había extraviado otra vez, pero lo encontré por fortuna en un maletín de archivos. Tal vez sentía cierto desdén y experimentaba cierto "rubor" como diría Borges con esos poemas comprometidos, revolucionarios, épicos, de mi adolescencia. Pero el tiempo es circular y ahora en América Latina esos temas han vuelto a cobrar legitimidad cuando se reivindica con fuerza a los pueblos originarios que son los protagonistas de este libro. Ver en este blog, mi probable prefacio a este volumen: América Escondida, medio siglo después.



samedi 15 juillet 2023

AMÉRICA ESCONDIDA, MEDIO SIGLO DESPUÉS

Por Eduardo García Aguilar

 
Medio siglo después de haberlo escrito, publico este libro América Escondida como homenaje y reconocimiento al adolescente que tras ensayar muchas veces en distintas direcciones desde los 14 o 15 años, trata en largas jornadas y con toda su fuerza de crear una obra compacta que responda a sus pulsiones y convicciones del momento.

Desde muy temprano escribía poemas por centenares en las aburridas clases del Instituto Universitario o el Instituto Manizales, muchos de ellos marcados por las angustias adolescentes y la poesía de moda nadaísta, pero a partir de 1970 los poemas adquirieron un marcado tono americano y comprometido con las luchas que en ese momento encendían a los jóvenes de todos los continentes contra los imperios y sus guerras.

Había descubierto desde temprano la poesía de Arthur Rimbaud y Baudelaire, Walt Whitman y Federico García Lorca en bellas ediciones que llegaron a mis manos y aun tengo y la obra del modernista suicida colombiano José Asunción Silva en la espléndida edición realizada por el Banco de la República en Bogotá. Todas esas figuras me marcaron en esos años al mismo tiempo que llenaba los cuadernos de poemas que no tenían títulos sino que iban numerados.

En 1968 llegó a Manizales en el marco del Festival Internacional de Teatro el gran poeta chileno Pablo Neruda y los poetas adolescentes pudimos seguirlo por las calles de la ciudad y asistir a ese espectatacular recital suyo en el Teatro Fundadores, cuando la muchedumbre quebró los portalones de vidrio para invadir el recinto con tanta fuerza que yo me vi impulsado al escenario, a su lado, como lo atestiguan las fotos que sobre el acontecimiento salieron en el suplemento literario del diario local La Patria.

Durante el recital estuve junto a él y al final me acerqué y de la edición empastada que leía con su voz gangosa del Canto General, extraje una cinta marcadora de sedoso papel blanco donde él tenía escrita con tinta verde la palabra Pobreza, que conservé durante mucho tiempo como un amuleto. Esa experiencia de estar cerca a Neruda y seguirlo por la ciudad fue sin duda un momento crucial para el poeta en ciernes, ya que después, como era de esperarse, adopté ese tono americanista encendido, telúrico y comprometido de su poesía y lo apliqué en la construcción del libro, con cuyos poemas me ganaba casi todos los concursos poéticos intercolegiados locales, uno de cuyos trofeos conservo, precisamente el que gané con el poema América Escondida.

Más tarde terminé bachillerato en el colegio Gemelli en 1971 y viaje a Bogotá a estudiar sociología en la Universidad Nacional, donde además de agotar las bibliotecas leyendo los libros recomendados por el gran maestro y profesor de Historia Darío Mesa, me empapaba para el proyecto del libro con la poesía y la historia prehispánicas mexicana o peruana, así como el Martín Fierro y la poesía gauchesca estudiada por Jorge Luis Borges, o La Araucana de Alonso de Ercilla en Chile, pasando por los modernistas encabezados por el gran Rubén Darío. Sin olvidar La poesía ignorada y olvidada del gran poeta Jorge Zalamea, las visitas al Museo del Oro de Bogotá mientras afuera llovía o la lecturas de Los quimbayas bajo la dominación española de Juan Friede, donde se cuenta el exterminio de los indígenas, geniales orfebres, que vivían en la tierra donde nací. 

Y seguía avanzando en el libro que deseaba compacto y al que entregaba todas las fuerzas de la insensatez adolescente. El libro lo terminé en 1972, un año antes del golpe de Estado en Chile y la muerte del presidente socialista Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, un hecho histórico que marcó a varias generaciones y que ahora se conmemora para que no vuelva a repetirse medio siglo después.

El manuscrito de América Escondida con textos escritos entre 1970 y 1972 circuló entre varios de mis amigos y después de que viajé en abril de 1974 a seguir mis estudios en París, mi amigo Mario Nova llevó al teatro algunas de esos fragmentos que lo componían. Sé que la obra se presentó en varias lugares y que aun hoy quienes participaron se acuerdan de aquellos poemas encendidos de fe latinoamericanista que escenificaban en modestos teatros populares o escolares.

Nunca pensé en publicarlo, y a medida que transcurría mi nueva vida en Europa me acapararon otros intereses intelectuales, viajeros y literarios, pero siempre cargué el mecanuscrito tipeado en máquina de escribir en varias copias. Lo consideraba como una curiosidad impublicable y viajó conmigo por el mundo y está intacto tal y como como lo dejé en 1972, ya terminado. Tal vez sentí después desdén por él, ya que se inscribía dentro de un tipo de poesía que ya no practicaba, la poesía comprometida.
 
Escribí luego poemas en Europa, y más tarde en San Francisco y Berkeley, California, y en México a cuentagotas colecciones que fueron publicadas con los títulos de Palpar la zona prohibida, Delirio de Noega, Llanto de la espada y Animal sin tiempo, reunidas en la Poesía completa, publicada en la coleción Zenócrate y la Casa de poesía Silva en 2017, bajo el título de La música del juicio final. Al reunir toda la poesía, descarté lo escrito antes de viajar a Europa en 1974.
 
Pero tal y como dice Michael Hamburguer en el prólogo a su Poesía completa, es muy dificil para todo poeta decidir en un momento dado a partir de cuando considera que su obra es válida y publicable. Con angustia se pregunta si hay que descartar los primeros poemas o no, o sea si hay que censurar o no al poeta adolescente.

Antes de América escondida escribí centenares de poemas que tal vez nunca publique, pero este libro que tiene unidad y fue escrito con pasión en los encendidos años del sueño latinoamericanista, puede salir al fin medio siglo después como testimonio de esos tiempos y del muchacho que amanecía tecleando en las noches heladas de Manizales y Bogotá antes de irse de su país para siempre.

Esos textos fueron escritos por alguien que aun vibra dentro de mí y a veces escribía cartas al que sería décadas déspués en el futuro siglo XXI, pidiéndole no renunciar a sus sueños ni traicionarlo. Ahora yo le respondo a sus imprecaciones y lo saco del silencio con la publicación de América Escondida, que entonces firmó con el seudónimo de Peromboco Quimbaya. Como él se arriesgó, es necesario asumir también los riesgos y no tener miedo. Cada palabra y mucho más aquellas escritas entonces cuando todo comienza, merecen estar reunidas en un volumen con letras impresas medio siglo después, porque el tiempo es circular y es solo un espejismo.
 
                                                                                              París, 15 de julio de 2023




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    jeudi 6 juillet 2023

    LA PARÁBOLA DE LAS AGUILAS (1970)

     

    LA PARÁBOLA DE LAS ÁGUILAS

    Por Eduardo García Aguilar
     
    Y volverán los hombres con sus ojos cansados
    de mirar estrellas imaginarias, con su fuego gastado de incinerar
    hipotéticas indulgencias de pan y de tierra,
    con sus senos cargados de esperanza,
    con sus manos heridas por el tiempo de las águilas;
    en cada corazón traen el odio
    contra quienes hundieron las espuelas en los cuerpos
    y subastaron al hombre americano.

    No habrá palabras para el silencio de los hombres,
    sus lenguas moribundas continuarán pidiendo
    y sus músculos gigantes
    abrirán las huesas para los verdugos.

    Y volverán los hombres trayendo en sus manos
    la fuerza solitaria de la especie,
    cada repicar del corazón
    es la mirada inocultable de las horas,
    los relojes son los mundos
    que marcan los instantes
    para el fin de cadenas y mordazas;
    los ríos llevarán la sangre de la lucha
    hacia los mares
    y el sol la hará caer
    como la lluvia pródiga del tiempo
    sobre el suelo americano.

    Los templos del milagro caerán derruidos
    por la ira de los hombres,
    los dioses humanos con sus cetros de sangre
    no alcanzarán a ver el sol
    en la madrugada de la especie.
     
    La tierra no será de los pulpos majestuosos
    ni el dinero burlará las fronteras de la muerte
    y el humo de las fábricas no volverá jamás
    a ahogar el grito del obrero.

                                              Manizales, 1970

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    * Poema escrito a los 16 años  


    DOS POEMAS SIN FECHA Y CINCO RECIENTES

     

    DOS POEMAS SIN FECHA

     
    DETRÁS DE LA ALMOHADA

    Detrás de la almohada
          un viejo universo
    cansado y lento
    con su carga de estrellas moribundas

    Detrás de la almohada
             un bosque
    fresco y lleno de rocío
    la calma de un pájaro viejo
    la agitación de los camaleones

    También los pájaros
    cantan en mayo húmedas melodías

    Tras la lluvia en la tarde
    se palpa la humedad de los siglos


    TANTO TIEMPO DESPUÉS

    Tanto tiempo después
    el perro de la infancia ladra
    y te reclama con insistencia
    No puede creer que aun estés vivo
    y aúlla asustado hacia la colina

    Viajas y viajas
                          pero aun estás ahí
    palpitando con mansedumbre
    a veces resoplas como un toro
    y muerdes como una hiena
    pero estás ahí
                             lejos
    asustado junto a los pelícanos
               

     
    CINCO POEMAS RECIENTES


     
    ARTERIAS

    Y si todo fuera apenas
    el comienzo de la partida
    el alegre pálpito
    de que llega el final
     
    Todo ya ha terminado
    pero la lucidez te dice
    que permanecerás
    para dar testimonio
    y dejar constancia
    a quienes en otro tiempo
    leerán estas palabras
    que fluyen
    junto a la veladora encendida
     
    Sí, el fin es un hecho
    ya ha llegado,
    pero tu corazón aun palpita
    y la sangre fluye por las arterias

                                    1-03-2023


    TIEMPO SIN MEDALLAS

    Corre el tiempo sin medallas
    y el escalofrío hace temblar los huesos
    El abismo siempre está cerca
    y desde el fondo sube la bruma
    que flota sobre la cañada
    Suenan las piedras a lo lejos
    y las gotas de lluvia golpean hojas secas
    Chilla entre la maleza un animal extraño
    y se escuchan aleteos de aves extraviadas
    Estamos rodeados de selva y nubes temblorosas
    Las manos dibujan ángeles
    que esgrimen espadas contra el firmamento
    Hay truenos y relámpagos
    la noche helada deletrea párpados
    de ciegos y mudos extraviados en laberintos
    Se oye respirar a la tierra
    En la caverna dormitan serpientes aladas
    y lobos aúllan hacia la luna helada

                                                1-03-2023

    LOBOS

    Han encontrado un lobo muerto
    en el bosque junto a la carretera
    con el hocico abierto y la dentadura perfecta
    Algunos dijeron que era un perro grande
    abandonado el fin de semana
    por sus infames amos en vacaciones
    Pero los veterinarios comprobaron
    que era un lobo oriental
    perdido en estas tierras de Occidente
    Un lobo solo y bello
    de pelambre grisácea tirando a blanco
    Las fotos salieron ayer en la prensa
    Un lobo no tan lejos de la capital
    Un lobo errante solitario

                                  1-03-2023


    ANTES DEL AMANECER

    En el mismo lugar exactamente
    donde hace un cuarto de siglo
    escribiste sobre el dolor
    vuelves a rumiar como la bestia
    en los prados del tiempo
    la misma fatiga de las horas
    no sé si más fuerte o más vencido
    si más sabio o más perdido
    La mano está ahí para pasear
    con la pluma la hoja blanca
    que de repente te anima a gritar
    en el desierto helado
    Mano firme del escriba
    nutrida por el vino y el vicio
    en tardes y noches sorprendentes
    Mano derecha que apuesta
    a la caligrafía y a los números
    A la risa que cunde en la taberna
    cuando los cuerpos danzan
    y se agitan ebrios y ansiosos
    antes del amanecer.
          
                                         1/03/2023


    DILUVIO

    Para sobrevivir, escribir de repente
    como acto de salvación en la tormenta
    así el ahogado próximo
    adquiere impulso
    para respirar en la superficie
    o quien se despeña en el precipicio
    encuentra una sólida rama
    que lo detiene en la caída
    Siempre habrá oxígeno
    para los astronautas
    o algún hálito para los ahorcados
    cuando huyen los enemigos
    que acaban de instalar el patíbulo
    Una luz siempre en la catástrofe
    cuando todo se ha derrumbado
    y ha sido arrastrado por las aguas
     
                                        1/03/2023

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    * Poemas pertenecientes a una nueva colección en curso